ESTRATEGIAS DE ORIENTACIÓN

Cuando hablamos de Orientación laboral, nos referimos a todas aquellas actuaciones de apoyo en la búsqueda de empleo a las personas beneficiarias.

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Dichas actuaciones van desde la información que algunas personas, con un grado de conocimiento más amplio, demandan; hasta actuaciones de orientación propiamente dicha. Esta orientación es habitual que incluya motivación en la búsqueda de empleo, así como asesoramiento laboral tanto por cuenta ajena como por cuenta propia.

Orientador/a = Facilitador/aUna persona bien informada está en mejores condiciones de reconocer las demandas y de ofrecer su trabajo.

Al abordar su trabajo, un orientador/a laboral, debe realizar un análisis del perfil profesional y de competencias de la persona. Para ello, una atención personalizada a través de una entrevista de diagnóstico inicial en la que se aborden temas de índole sociolaboral es fundamental.

El demandante tiene que plantearse una serie de reflexiones

Definir un objetivo profesional de manera positiva, concreta y verificable
Alcanzar un objetivo de una manera práctica y eficaz
Marcar el tiempo en que se va a conseguir el objetivo
Definir “las pruebas” que indicarán un acercamiento y logro del objetivo
Identificar y superar las limitaciones
Identificar y fortalecer recursos
Generar opciones
Definir un plan de acción detallado
Ponerse en marcha
Conseguir cambios consistentes y sostenidos en el tiempo
Mejorar tu satisfacción en el área del trabajo

Un ejemplo de entrevista de diagnóstico podéis encontrarlo aquí: Entrevista diagnóstico

Con el diagnóstico realizado, se podrán realizar un diseño y gestión de su trayectoria individual de aprendizaje así como medidas de búsqueda activa de empleo. Todas estas actuaciones podrán complementarse con una labor de intermediación laboral con empresas.

De todas las actuaciones que comprende la Orientación laboral, el diagnóstico y determinación del perfil profesional, es clave para el desarrollo de todas las decisiones posteriores. Lo consideramos, por tanto, de vital importancia y es preciso dedicarle el tiempo y esfuerzo requerido.

El conocimiento de sí mismo por parte del/la demandante es la tarea con la que debe iniciar su proceso de búsqueda de empleo.

Normalmente, el orientador/a laboral trabaja con colectivos desfavorecidos, entre los que se encuentran:

Jóvenes sin formación habilitante: en ocasiones, intentando acceder a su primera experiencia laboral.
Mujeres: las estadística siguen colocando al 50% de la población, en peores condiciones a la hora de acceder al mercado laboral; así como, en las condiciones del trabajo una vez alcanzado.
Parados/as de larga duración: que habitualmente se encuentran con problemas de desmotivación, entre otros.
Mayores de 45 años: la edad dificulta el acceso a numerosos empleos.

Es habitual que estos colectivos reúnan otras características que suponen una barrera para poder acceder a un puesto de trabajo, o incluso, que pertenezcan a más de un colectivo (responsabilidades familiares, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión, inmigrantes, etc.)

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Los principales modelos de estrategias de orientación laboral son los siguientes:

Didáctico: destinado a personas activas con un alto grado de conocimientos para acceder al mercado laboral. Preferentemente se realizará información profesional para el empleo.
Asesoramiento: para personas en procesos de toma de decisiones que soliciten que soliciten ayuda y asesoramiento. También para personas dispuestas a desarrollar un itinerario personalizado de inserción.
Centrado en recursos: especialmente indicado para personas especialmente desmotivadas, pertenecientes a colectivos en riesgo de exclusión, o desempleados/as de larga duración. Las actuaciones de orientación preferentes deben encaminarse, en este caso, a la motivación, aspectos personales, comunicación, orientación al logro...

Todas las estrategias que se lleven a cabo, aún partiendo de una atención personalizada, es interesante que puedan completarse con acciones grupales de información y/o asesoramiento como talleres de búsqueda de empleo donde se optimizan recursos, ó talleres de RRHH donde se trabajen cuestiones de habilidades sociales, comunicación, etc.

Reflexionando sobre la ponencia de Mayte Deus en el #CPOLAB17, bajo el título Estrategias de la acción orientadora, destacaríamos las fases a desarrollar en nuestro proceso de intervención en orientación laboral, aportando sugerencias basadas en nuestra propia experiencia laboral.

Partimos del ejercicio de nuestra función como facilitadoras/es en la evolución de la carrera profesional a lo largo de toda la trayectoria vital. Nuestro modelo tiene su origen en el ámbito educativo, encuadrado en el paradigma de la orientación vocacional. Dada la coyuntura económica actual y nuestro contexto tecnológico en permanente evolución, se impone una praxis basada en la capacidad de adaptación al cambio, con gran flexibilidad para alcanzar la meta final de un empleo estable y de calidad.

Por tanto, definimos con nuestros usuarios/as objetivos realistas a corto, medio y largo plazo, revisables en las sesiones de seguimiento, en el marco de una interacción donde la toma de decisiones implique el análisis previo del mercado de trabajo.

En la sesión del 16 de septiembre propusimos este modelo de intervención orientadora para resolver un caso práctico real de una demandante de más de 30 años con un alto nivel académico pero con escasas competencias para la búsqueda activa de empleo por cuenta ajena. Detectamos en nuestra práctica habitual una sobrecualificación en el colectivo de menores de 30 años frente a una carencia de habilidades sociales para insertarse laboralmente.

En conclusión, queremos subrayar que en el futuro, el orientador/a deberá potenciar más la adquisición de competencias en los demandantes del servicio y no sólo la ampliación de conocimientos; es decir, superamos la tendencia del pasado de orientación vinculada exclusivamente a formación.

Por último, con el autoconocimiento, los objetivos definidos y el plan de acción , sólo queda ya…